Coachella ya no es solo un festival de música. Es un escaparate global donde moda, lifestyle y comunicación convergen en una misma pasarela. Para muchas marcas, estar en Coachella es una declaración de intenciones. Para muchas influencers, una oportunidad de oro para conectar con una audiencia internacional. Pero este 2025, la participación de algunas influencers españolas ha dejado mucho que desear.
Las redes se han llenado de contenido vacío, stories sin narrativa, looks llamativos sin contexto y colaboraciones sin ningún tipo de coherencia ni estrategia. La pregunta que nos hacemos quienes trabajamos en comunicación es clara: ¿están las marcas escogiendo bien a sus embajadoras? ¿Estamos confundiendo alcance con impacto?
Influencia ≠ Comunicación efectiva
Tener muchos seguidores no convierte a nadie en buena comunicadora. Y estar en un festival de proyección internacional como Coachella requiere algo más que posar delante de la noria o grabar un reel con el outfit del día. Requiere criterio, planificación, una narrativa clara y, sobre todo, coherencia con la marca que se representa.
Este año hemos visto colaboraciones con marcas de lujo, moda sostenible o firmas emergentes sin ningún tipo de storytelling. Influencers que no han sabido integrar el producto en su contenido, que han pasado por el festival como si fuera un viaje de ocio, sin aportar ningún valor añadido. Y eso, desde el punto de vista de la comunicación estratégica, es un error caro.
¿Dónde está el fallo?
Es fácil culpar a las influencers, pero la responsabilidad también es de las marcas. Muchas veces, las decisiones se siguen tomando por número de seguidores y estética de feed, no por valores compartidos, profesionalidad o capacidad de comunicar de forma auténtica.
Además, en muchos casos, ni siquiera hay briefing previo, ni objetivos claros, ni una estrategia de contenido definida. Se deja la responsabilidad total a la influencer, sin un marco que asegure que la colaboración tiene sentido dentro del plan de comunicación de marca.
Coachella: una oportunidad de oro… si se sabe aprovechar
Un evento como Coachella no es solo un festival, es una oportunidad brutal para trabajar el branding emocional, reforzar posicionamiento internacional y conectar con nuevos públicos. Pero para conseguir eso, hay que:
- Elegir bien a las influencers, alineadas con la identidad de marca.
- Definir una estrategia previa, con objetivos, narrativa y estilo.
- Acompañar la acción con comunicación profesional, tanto en el contenido como en la activación en redes.
Porque lo que se ha visto este año ha sido, en muchos casos, ruido. Y en un mercado saturado, el ruido no genera ni impacto, ni recuerdo, ni retorno.
¿Y ahora qué?
Quizás es momento de que las marcas empiecen a exigir más a sus colaboraciones. Que entiendan que tener presencia no es suficiente. Que estar en Coachella no es una foto bonita: es una oportunidad de comunicación que, si se gestiona bien, puede tener un efecto potente en la percepción de marca.
Y también es momento de que las influencers que quieren jugar en ligas mayores entiendan que la profesionalidad no se improvisa. Representar una marca en un contexto global implica mucho más que estar guapa y compartir contenido.
💡 Conclusión:
Coachella no es un viaje de fin de curso. Es una acción estratégica de alto valor. Si no vas con un propósito claro, mejor no vayas.
👉 ¿Y tú, también lo has notado?
Como profesional de la comunicación y los eventos, creo que ya es hora de elevar el nivel. Apostemos por colaboraciones con sentido, bien trabajadas y alineadas con los valores de marca. Si eres marca y quieres dejar de hacer ruido para empezar a comunicar de verdad, estoy aquí para ayudarte a construir acciones con impacto real.
💬 ¿Qué opinas tú sobre la presencia de las influencers españolas en Coachella este año? Te leo en comentarios.
